- ¿Bromeas?
Estás loca Clara. Ahora mismo recoges tus cosas y vuelves con nosotras a Madrid
A Marga le parecía surrealista todo lo sucedido durante el fin de semana. Desde el principio aquello no le había parecido una buena idea. ¿Por qué no habían celebrado una despedida normal como todo el mundo? Cena con espectáculo, discoteca, borrachera… ¿Pero irse todas las amigas a pasar el fin de semana a Ibiza? Era una locura.
A Marga le parecía surrealista todo lo sucedido durante el fin de semana. Desde el principio aquello no le había parecido una buena idea. ¿Por qué no habían celebrado una despedida normal como todo el mundo? Cena con espectáculo, discoteca, borrachera… ¿Pero irse todas las amigas a pasar el fin de semana a Ibiza? Era una locura.
- Por favor, Clara, recapacita. Te casas la semana que viene. ¿Es que no te das cuenta?
La chica seguía sentada en la cama. Vestía con un diminuto bikini y lucía un bronceado digno de la isla. Dio una nueva calada al pitillo y aplastó la colilla en el cenicero que tenía sobre sus piernas.
- Tú no lo entiendes. Me he enamorado, no puedo volver. Me quedo aquí con Albert, lo he decidido y no puedes hacer nada para que cambie de opinión.
- ¿Qué te has enamorado? ¿Y qué pasa con Luis? Lleváis diez años de novios. ¿Cómo piensas decirle que durante tu despedida de soltera te has enamorado del monitor de buceo y te quedas en la isla a vivir con él?
Clara sonrió. Sí, era una pena que fuese a perderse su cara al saberlo. Pero desde el momento en el que Albert le había ayudado a ponerse el traje de neopreno supo que esa boda no se llevaría a cabo. Tal vez lo sabía desde mucho antes, sólo necesitaba una señal, y aquellos ojos eran tan buena señal como cualquier otra.
- Vale, tienes razón, no me he enamorado. Albert sólo me gusta, me encanta. Pero tampoco quiero a Luis. Nunca le quise en realidad, nunca quise a nadie, supongo. Además yo no voy a decirle nada. Lo harás tú – resolvió dando la espalda a su amiga.
- ¿Qué? De eso nada. Por ahí sí que no paso. Mira, vas a volver conmigo y te vas a casar, y asunto resuelto.
- No Marga. Tú volverás a Madrid y le dirás a Luis que no hay boda, que no le quiero, que nunca le he querido y…. y luego podéis hacer los dos lo que os parezca. Al fin y al cabo yo sólo he sido un estorbo para vosotros.
La otra se quedó de piedra. Si hubiese podido habría desaparecido en el aire. Lo sabía, Clara sabía lo suyo con Luis…. Las dos amigas se quedaron en silencio unos segundos que parecieron interminables hasta que Clara dirigiéndose a la puerta, antes de salir se volvió:
- Dile que lo siento. Esto no es una venganza, y no pretendo hacerle daño. Creo que es lo mejor que ha podido sucedernos. De verdad, Marga, espero que seáis felices. Hasta nunca
Cerró la puerta y una vez en el pasillo se abrazó al musculoso brazo de Albert y pensó que el que busca una señal, la termina encontrando, sea donde sea.
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